A Ildefonso Pereda Valdés. Buenos Aires, 13 de junio de 1924. Preservada en el Departamento de Investigaciones y Archivo Literario de la Biblioteca Nacional de Uruguay.



Buenos Aires 13 junio de 1924

Querido amigo Pereda Valdés:

Recibí La Democracia, con un hermoso artículo suyo en el que se hace una referencia grata a mi respecto, y debo suponer que también tuvo la gentileza de enviarme Teseo con un artículo de don Eduardo Dieste, en cuya revista se hace un estudio de algunos compatriotas, artistas plásticos, incluyéndoseme entre los favorecidos, con generosidad. Le escribo dos líneas al señor Dieste, hoy mismo, para agradecerle.

Acerca de su iniciativa sobre adquisición de mis pinturas por la Municipalidad, no he sabido más nada. He visto que el proyecto de fomentar las artes ha prosperado. ¿Hay alguna esperanza aun?

También he visto que la Cámara aprobó un proyecto para dar veinte mil pesos a los vencedores foot-ballistas: nota simpática como todo lo que signifique estimular a los que trabajan, y trabajan bien, por cosas que demandan despredimiento y benefician al país. Lo malo está en no usar de la misma vara para todos.

Hourticq decía que estas cosas (refiriéndose a mi éxito en París) hacen más que las legaciones en pro del país, porque hacen conocer mejor y más ventajosamente al terruño. Lo propio puede decirse de este campeonato ganado por una de las repúblicas sudamericanas, la nuestra. Mi éxito, al decir de M Armand Peitjean (personaje francés destacado) ha tenido trascendencia: a marqué, según su frase, y ha seguido discurriéndose sobre mi pintura en la gran ciudad. Artistas eximios y críticos consagrados, se han pronunciado resueltamente a favor de esta doble novedad pictórica: los asuntos y la manera de interpretar la pintura.Bien podría esperarse que algo se hiciese por mi, que he tenido que poner con mis entusiasmos y energías, todos mis recursos al emprender esa obra, desdeñando la posición forense y política que había conquistado con tanto empeño, tanto esfuerzo y sacrificio. Calcule Ud., mi amigo, los riesgos que he corrido por amor al país. Bien sabe que es sumamente difícil hacer algo bueno, y más aun, hacer algo bueno nuevo. Yo no aspiro a enriquecerme; solo aspiro a sacarme el dogal de la duda, con el que he tenido que vivir hasta ahora trabajando, y trabajando mucho, esa duda de si podré terminar mi empresa. Eso es demoledor, y creo que perjudica mi esfuerzo. Podría hacer más, si afianzase mi situación, y podría acometer el poema épico, del cual tanto hay que esperar, si se le encara juiciosamente.

En fin, mi buen amigo, ya sabe Ud. bastante de mis penas.

Su ''Libro de la colegiala”, tiene cosas deliciosas. Le he leído algunas poesías a amigos, entre ellos el poeta Güiraldes, y han encontrado que es una iniciación muy promisora la suya. A mi me encantan algunos poemitas, aun por fuera de los que Ud. señaló.

A Silva Valdés le he escrito hace días, lo propio que a Lasplaces, y aun cuando no he recibido contestación, supongo que habrán llegado mis líneas a destino.

Con mis afectuosos saludos a los esposos Escuder Nuñez, y a los amigos comunes todos, le estrecha la mano cariñosamente su viejo amigo:

Pedro Figari

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