I. Pedro Figari en hipertexto

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 {{:figari:figari_-_cultural_integral_proa_n_2_1924.pdf|Cultura integral}}, por Pedro Figari. En PROA, año 1, número 2, Buenos Aires, setiembre de 1924, pp. 11-12. {{:figari:figari_-_cultural_integral_proa_n_2_1924.pdf|Cultura integral}}, por Pedro Figari. En PROA, año 1, número 2, Buenos Aires, setiembre de 1924, pp. 11-12.
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 +**CULTURA INTEGRAL**
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 +En estos países sudamericanos hay el feble del doctorado. Por mucho tiempo se pensó que bastaba mantener Facultades, aquí  donde tanto hay que hacer, para que quedasen atendidos los intereses generales. Claro que se ha ido viendo que no es así, felizmente, pero se ha ido viendo todo lo más despacio que es posible, y si no hubiese sido porque la guerra europea nos compelió a ingeniarnos para producir, nos hallaríamos aún confiados a las primitivas industrias pastoriles, puede decirse.
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 +No se dirá que basta lo instituido como enseñanza industrial, para llenar las necesidades de estos países. Ni con mucho.
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 +De ahí que se agolpen los muchachos en las facultades, sin consultar siquiera su vocación, ni sus aptitudes, ni su interés, y que veamos las hornadas de egresados en los grupos fotográficos de estilo, siempre compactos, todos los años. No deja de pesar esta carga de titulados en la sociedad, como es natural, puesto que si hacen falta y nunca sobran los manipuladores de la producción, fácilmente sobran, y no saben qué hacer, los titulados: no hay ni puede haber trabajo para tantos!
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 +Lo quo enseñan las facultades es insuficiente para atender los sectores todos de la actividad, lo propio que lo que enseñan las escuelas no basta para formar al hombre apto para contribuir a la producción nacional. De otra parte, ni lo uno ni lo otro contemplan lo bastante las aspiraciones y exigencias de la cultura de un pueblo, de un pueblo que está tan espoleado por el crecimiento, según es éste, y espoleado a la vez, y con razón, por la necesidad de manifestarse en todos los órdenes de la cultura. En definitiva, el trabajo productor, que es tan esencial, tan fecundo y educador, queda relegado a pesar de su importancia trascendental en el desarrollo do una nación.
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 +Y lo peor es que esta enseñanza, la más reproductiva, la que debiera por lo propio estar mejor atendida, es la que queda relegada, debido a aquel rancio espejismo que hacía creer que un hombre instruido sirve para todo. ¡Qué lenta es la evolución! Hoy debiera ser una verdad axiomática que no basta instruir, en estos países principalmente, sino que es menester enseñar a trabajar, a producir.
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 +Si se aumentasen los elementos de preparación para la actividad industrial, para la manipulación de las materias primas y de las riquezas naturales, al hacer más fácil consultar la vocacionalidad, y, por lo mismo, de hacerse una más eficaz selección de aptitudes, no sólo se reducida el número ele los egresados que quedan expuestos a no saber qué hacer con su diploma, - diploma alcanzado con largos años de estudio, y a veces de sacrificio, - y se formarían legiones de productores de riqueza, con beneficio social completo.
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 +Que no sea pura cátedra el enseñamiento, si queremos marcar el paso en el orden de las aspiraciones modernas. Hay que ir también al laboratorio, que es experimentación de una fecundidad incomparable. Es ahí que debemos esperar nuestra eficiencia y un más alto y extenso nivel de cultura. No hablemos del mayor bienestar.
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 +Pedro FIGARI.
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