I. Pedro Figari en hipertexto

¡Esta es una revisión vieja del documento!


Mi pintura. Texto mecanografiado, con correcciones manuscritas, que se preserva en el Archivo General de la Nación del Uruguay.



Mi pintura

Por el género de vida que hube de hacer, no puedo ser un conversador ameno, si acaso pude serlo, pues en el silencio de mi taller todo me compelió a rumiar mentalmente, lo cual también ofrece algunas ventajas, entre otras la de observarnos nosotros mismos y ver en las intimidades de nuestro propio ejemplar humano lo que hay de esencial, por lo menos lo orgánico específico, en la humanidad.

En este relativismo global en que vivimos, nuestras convicciones, creencias y opiniones forman una especie de malla subjetiva a cuyo través consideramos el mundo externo y lo propio individual, por dónde resulta que son nuestras predilecciones las que priman en nuestros juicios y opciones. Nosotros, por una ilusión que no se caracteriza por la modestia, nos situamos al centro, cualquiera sea la posición que ocupemos, en el justo medio, que es el emplazamiento aconsejado por la sabiduría, y desde ahí consideramos snobs a los que marchan adelante, en procura de lo novedoso, o bien noveleros, y denominamos despectivamente reaccionarios, recalcitrantes, “pompiers” a los que se aferran a la tradición devotamente sumisos, como si no se pudiese dar un paso más allá. Resulta así, que, tomada la medida desde el punto de vista individual, no debe sorprendernos que sean tantas las divergencias de opinión, tantas que, lejos de haberse hallado un acuerdo en los siglos, se manifiestan cada vez más discordes.

Pensamos de otra parte que esta forma de actuar cohonesta plenamente nuestra conciencia, sin advertir que más juicioso sería el aplicarnos a verificar y rectificar constantemente nuestras convicciones, creencias y opiniones, de acuerdo con los nuevos elementos de juicio conquistados, a fin de consolidar el plan de nuestras opciones y de ampliar nuestro horizonte mental y de atender a la vez nuestras conveniencias, de paso, las que son siempre de gran estima y respetabilidad en el campo de lo honesto, de lo legítimo, bien entendido.