I. Pedro Figari en hipertexto

¡Esta es una revisión vieja del documento!


NOTICIA PROLOGAL

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Andaba yo una mañana por los malecones del Sena en procura de algo, según ocurre tan a menudo, sin saber qué, cuando oí este diálogo:

—-Hágame un precio, cualquiera; hace ya mucho que lo tengo aquí, y me incomoda. Es muy voluminoso, y no hay espacio.

El bibliófilo volvió a mirar el abultado legajo, con sus gafas de vidrios ahumados, hojeó, y dijo:

—-Ni sé en qué lengua está escrito…, sólo podría adquirirlo para recortar los diseños… ¿De qué me sirve?…

A medida que balbuceaba estas palabras se alejaba, y el mercader, al verme, sonrió con su pipa curada y sebácea entre las barbas, invitándome a interesarme, con un ademán.

Comencé a hojear, y, como nada me dijese el texto, mientras miraba los dibujos escuchaba al mercader suplicante, que repetía:

—-iEs manuscrito, señor! ¡Fíjese bien: es manuscrito antiguo!…

Confieso que la idea de que alguien en la antigüedad se hubiese esmerado en escribir tan largo con