I. Pedro Figari en hipertexto

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 Figari escribió sus primeros cuentos de importancia en los últimos meses del año 1927 y Figari escribió sus primeros cuentos de importancia en los últimos meses del año 1927 y
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 Basta una rápida lectura de los cuentos para evocar de inmediato la figura de Pedro Figari y sus cuadros. Es el mismo impulso que los anima, tal como he tratado de mostrar en mi Aventura intelectual de Figari, y es también similar opción de finalidad la que dirige su creación Basta una rápida lectura de los cuentos para evocar de inmediato la figura de Pedro Figari y sus cuadros. Es el mismo impulso que los anima, tal como he tratado de mostrar en mi Aventura intelectual de Figari, y es también similar opción de finalidad la que dirige su creación
-cuentística. Se ubican entre [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:obra:literatura|El Arquitecto]] (1927) y la Historia Kiria (1930), donde si bien asoman en breves trazos o bajo disfraces extranjeros los rostros de gauchos, chinas y negros, están dedicados en especial a sistematizar sus ideas universalistas. Por el contrario sus cuentos están más acordes con los cuadros, responden a la misma larga nostalgia nacida en París; transparentan idéntica idealización de la vida americana aún cuando buscan revelar su realidad más rigurosa y hasta científica. Están escritos sobre el recuerdo, ---y qué buena y qué persistente memoria la de Figari, cuando es capaz de reavivar una anécdota de veinticinco años---, y se nutren de sus ideas sociológicas.+cuentística. Se ubican entre [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:obra:literatura|El Arquitecto]] (1927) y la [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:obra:literatura:historia|Historia Kiria]] (1930), donde si bien asoman en breves trazos o bajo disfraces extranjeros los rostros de gauchos, chinas y negros, están dedicados en especial a sistematizar sus ideas universalistas. Por el contrario sus cuentos están más acordes con los cuadros, responden a la misma larga nostalgia nacida en París; transparentan idéntica idealización de la vida americana aún cuando buscan revelar su realidad más rigurosa y hasta científica. Están escritos sobre el recuerdo, ---y qué buena y qué persistente memoria la de Figari, cuando es capaz de reavivar una anécdota de veinticinco años---, y se nutren de sus ideas sociológicas.
  
 A tal punto se asemejan a sus cuadros, que parecen haber tornado de éstos, elementos peculiares a su pintura: la teatralidad que se manifiesta en una casi carencia de desarrollo dramático, el que es sustituído por una fijeza espectacular, a modo de estampas que enfrentan al lector con la misma rotundidad que puede tener un cuadro limitado por su marco; Ia superficialidad de sus personajes que solo existen cuando se mueven o hablan, sin que el autor intente penetrar en su conciencia o desentrañar una psicología, como si en la literatura también estuviera pintándolos desde fuera (había dicho en //El Arquitecto//: "más y más cada día me interesa el penetrar hacia el alma de los seres, que es su· esencia, -- para comprender, y saber a qué atenerme", y en sus cuentos, una vez que ha obtenido esa alma, la exterioriza transformándola en conducta para limitarse a registrarla); los temas con su anécdota reducida, intrascendente, recogidos de la vida común y no amplificados. A tal punto se asemejan a sus cuadros, que parecen haber tornado de éstos, elementos peculiares a su pintura: la teatralidad que se manifiesta en una casi carencia de desarrollo dramático, el que es sustituído por una fijeza espectacular, a modo de estampas que enfrentan al lector con la misma rotundidad que puede tener un cuadro limitado por su marco; Ia superficialidad de sus personajes que solo existen cuando se mueven o hablan, sin que el autor intente penetrar en su conciencia o desentrañar una psicología, como si en la literatura también estuviera pintándolos desde fuera (había dicho en //El Arquitecto//: "más y más cada día me interesa el penetrar hacia el alma de los seres, que es su· esencia, -- para comprender, y saber a qué atenerme", y en sus cuentos, una vez que ha obtenido esa alma, la exterioriza transformándola en conducta para limitarse a registrarla); los temas con su anécdota reducida, intrascendente, recogidos de la vida común y no amplificados.
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 es, no la del asesino, sino la de un hombre sencillo y hasta bueno, carente de principios morales y esos, piensa Figari, solo los de la ilustración. es, no la del asesino, sino la de un hombre sencillo y hasta bueno, carente de principios morales y esos, piensa Figari, solo los de la ilustración.
  
-Cuando ningún desvío enturbia esta acomodación a la realidad, como en el cuento //Una visita de campaña//, nos enfrentamos con los ele-+Cuando ningún desvío enturbia esta acomodación a la realidad, como en el cuento //Una visita de campaña//, nos enfrentamos con los elementos esenciales que según Figari componían 
 +la realidad. (Los escritores realistas, al hablar de realidad, en verdad están hablando de su realidad, y no aciertan sino con lo real que llevan dentro. ¿Acaso es más real el mundo de Zola 
 +que el de Homero o Dante?). Cuando Figari considera aprehendida la realidad humana y social 
 +---y el sentido de estos cuentos debe verse desde Ía perspectiva que ofrece su[[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:obra:literatura:historia| Historia Kiria]]---, 
 +su actitud es de una alegre plenitud, pero en verdad está gozando de la relación social, de sus modos más gratuitos e ingenuos. Disfruta de la elementalidad de esos seres primarios que se 
 +manifiesta en sn conducta y del disfrute que ellos mismos encuentran en el trato amable, 
 +moderado, cuerdo, en su propia vida sencilla. ¿Acaso su visión del sabio no panicipaba de esta 
 +misma ingenuidad? 
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 +Como en todo costumbrista, es la verdad de esta vida fugaz y que irreparablemente se pierde la que trata de recuperar Figari. Si no podía afirmar categóricamente que todo tiempo pasado fue mejor, porque uno habría de llegar para este ferviente evolucionista, en la vida de gauchos y negros había algo esencial que recuperar, ese algo que era la verdadera naturaleza humana, prístina, aún no desfigurada. Por lo tanto, la verdad sonriente ---la "conceptuosa comicidad" como ha dicho--- que resplandece en sus cuentos, no es sólo la de los personajes de nuestra campaña, ni la de los negros montevideanos: es la verdad del ser humano. Muchos de los personajes que pueblan estos cuentos no están muy lejos de los prudentes kirios que han sabido organizar definitivamente la convivencia pacifica y progresista. 
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 +Siendo ese su motivo, a él se aplica sin preocupaciones técnicas que siempre desdeñó, afirmando que el "arte de pensar" prima sobre el "arte de escribir". Cumplirá con los preceptos que fija para la obra de arte en general, sin reparar en que son los principios de su arte: simplicidad, unidad, sinceridad. Tropezará sin embargo con una materia que desconocía, no pudiendo resolver artísticamente los problemas formales. Sus cuentos ejemplarizantes marcan un hito de nuestra historia literaria: la experiencia de un arte positivo impulsado por la aspiración al conocer objetivo y científico, y con un rigor ideológico superior al de Viana o Reyles. Lo que artísticamente se salva en el fracaso de este intento es, fuera de la peripecia personal, el lirismo contenido que nace al contemplar el tiempo pasado como una Arcadia feliz, la simplicidad superficial, como de dibujo lineal, con que amenamente se acumulan escenas de la vida más humilde, la observación pintoresca de costumbres y lenguaje. Y en el campo ideológico una cualidad del optimismo, más bien del humorismo sano, que es siempre una querida esperanza de quien se pone decididamente del lado de la vida. 
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 +                                     ÁNGEL RAMA.