I. Pedro Figari en hipertexto

¡Esta es una revisión vieja del documento!


Al Doctor Julio Bastos, Presidente del Ateneo de Montevideo, Montevideo, 13 de abril de 1914. Preservada en el Archivo General de la Nación (AGN, Uruguay).



Montevideo, 13 de Abril de 1914


Señor Presidente del Ateneo de Montevideo,
Doctor donde Julio Bastos
Distinguido señor Presidente y amigo:


Deseo exponer en una serie de conferencias breves, y en la forma más llana y clara que me sea posible, mi tesis acerca del “Arte”, de la “Estética” y del “Ideal”. Estos tres conceptos, aunque se nos ofrecen generalmente como entidades objetivas, han quedado indefinidos, y esto permite que se recurra á lo fantástico, cuando no á lo mirífico —dentro de un campo lleno de dudas, de contradicciones y de prejuicios— para explicar estas manifestaciones de la actividad orgánica, todo lo cual nos confunde en vez de informarnos. No puede negarse, pues, que es de una utilidad fundamental y “muy práctica” el buscar los elementos positivos que determinan estos aspectos de la actividad, puesto que, si se encontraran, lejos de dejar libradas estas cuestiones á lo arbitrario individual, sin orientación ni guía alguna racional, podrían seleccionarse las mejores condiciones del esfuerzo, con gran provecho.

Lo que ha mantenido el falso juicio de que estas cuestiones no tienen un interés capital, es el error trasmitido de que el arte y la estética son puras manifestaciones de suntuosidad, de esparcimiento y de solaz, cuando es evidente que abarcan por igual todas las formas de la acción intelectiva, incluso necesariamente, y á doble título, las superiores. Mi tesis, si bien rectifica, ó trata de rectificar, mejor dicho, muchos de los convencionalismos y prejuicios corrientes, no es revolucionaria, en el sentido que se da á esta palabra, sino que, más bien, trata de explicar “biológicamente” la razón de los fenómenos que se desarrollan en la actividad general: el arte, como la forma de acción intelectual empeñada en el esfuerzo de adaptación; la estética, como modalidad psíquica, resultante de los perennes relacionamientos del organismo con el medio en que vive; y el ideal, como dirección natural des esfuerzo orgánico.

Mi obra no es una improvisación; al contrario, es el resultado de un esfuerzo paciente dirigido á conocer la causa positiva de estos fenómenos, y en ese sentido espera más bien que un fallo benévolo una crítica severa, en la inteligencia de que, dispuesta á descubrir causas naturales á fenómenos naturales, debe considerar como concursos favorables, por igual, los antecedentes y las razones que se ofrezcan para demostrar la eficacia ó la ineficacia del ensayo. Por mi parte, he hecho cuanto he podido, dentro de mis limitados recursos, naturalmente, —entre los cuales no abundan, por lo demás, ni el tiempo ni la tranquilidad— para confrontar las conclusiones con la realidad objetiva, y como ellas han resistido al análisis, me atreví á publicarlas, y hasta á presentarlas fuera de aquí, no sin reconocer la escabrosidad de tales asuntos ni la fácil posibilidad del error; y ahora me resuelvo, por iguales motivos, á ofrecer una exposición oral á los estudiosos que me honren con su presencia en el Ateneo, del que espero acceda á mi pedido.

Ruego, pues, al señor Presidente quiera conceder la tribuna del Ateneo á ese fin, señalando un día por semana, —el lunes si fuera posible por la noche.

Saluda a Vd. y demás miembros de esa digna Comisión Directiva, no solo con su consideración más distinguida, sino también con los sentimientos de viejo compañerismo:

        Pedro Figari