I. Pedro Figari en hipertexto

¡Esta es una revisión vieja del documento!


A Victoria Ocampo, París 31 de julio de 1929. Archivo General de la Nación (AGN, Uruguay).



París 31 Julio de 1929

Mi querida amiga:

No vaya a creer que no teneo ganas de enojarme, para saber cómo le sienta a Vd. éso; pero, después de lo que he visto, caigo en la cuenta de que no me va a llevar el apunte, y desisto. Vaya uno a esperar sus cartas, para mantener una correspondencia en forma, y será lo propio que el esperar sus visitas, las anunciadas.Ya ve que no me enojo; me resigno, y, como la quiero, espero, espero a que se enmiende.

Me parece un sueño su paso por aquí, con despedida a la francesa. Acaso sea por eso que no atino a formarme la idea de que se ha ido, y quedo esperando su visita, o, siquiera sea, que me mande decir: Venga a verme. Realmente, se vive a veces al margen de la realidad, esto es, en una realidad irreal. Note que no digo surrealista, y no lo digo porque si hubiese de calificar matices diría más bien subrealista.

Yo, que pensé tantas veces en Vd. cuando me salía algún verso de regular para arriba, y que hubiese tenido un verdadero, hondo placer en discurrir sobre esta fiebre rosada tardía, que no me atrevo a llamar poesía, por pudor, he debido conformarme con las dos palabras de elogio que me expresó sin darme tiempo para ver si era un simple cumplmiento, o si, por casualidad, entendía que había dado yo en el clavo. Le anticipo que si sobre eso de los versos y lo de la poesía me tiene perplejo, no me tiene así el concepto. A dicho respecto me siento firme, sino testarudo. Digo lo mismo de aquel del cuento: no será poesía, pero es verdad.

¡Oh, qué ganas tengo y con qué ganas me dejó Vd. de conversar un buen rato! Eso, permítame que le diga, no está bien; mucho mejor habría estado lo otro, y, para cuando vuelva, que ha de ser pronto, espero que me dé ese placer, sin admitir motivos de excusa de esos que pueden Vdes. lo mismo que antes de la campaña feminista triunfal, adoptar a discreción.

Le envía el mas afectuoso abrazo su viejo amigo:

                                            Pedro Figari