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+ | No es a Figari pintor con el también pintor Delacroix, | ||
+ | Eugenio -dos grandes maestros del color- que se trata | ||
+ | aquí de relacionar; sino a Figari filósofo, con el también | ||
+ | filósofo Delacroix, Henri. En su calidad de estudioso de | ||
+ | los problemas estéticos, prologó éste la primera edición | ||
+ | francesa de //Arte, estética, ideal//, publicada en París en | ||
+ | 1920. Circunstancias históricas y doctrinarias de interés | ||
+ | rodean ese vínculo. | ||
+ | |||
+ | Cuando dicha publicación tuvo lugar, Figari no era | ||
+ | todavía, ni para los franceses, ni para los rioplatenses el | ||
+ | célebre pintor que llegaría a ser poco después. Delacroix, | ||
+ | que tanto se interesó por las ideas y observaciones estéticas | ||
+ | de los grandes artistas, lejos estuvo de imaginar que | ||
+ | tal era el caso de la obra que tenía delante. Para él, Fi | ||
+ | gari era sólo un “abogado de Montevideo y ex-Director de | ||
+ | la Escuela de Artes y Oficios de esta ciudad”, que en aquel | ||
+ | libro había resumido “sus largas reflexiones filosóficas”. | ||
+ | Muy distinta iba a ser la situación del prologuista de la | ||
+ | segunda edición francesa, en 1926, Desiré Roustan: la deslumbrante | ||
+ | revelación pictórica de Figari, no sólo en el | ||
+ | Plata, sino en el mismo París, se había producido ya; de | ||
+ | ahí que su prólogo tuviera por tema, precisamente, la re | ||
+ | lación entre el arte y las doctrinas de aquél. | ||
+ | |||
+ | Delacroix se acercó al libro de Figari a raíz de habérsele | ||
+ | pedido “algunas palabras de introducción”, seguramente | ||
+ | por la “[[figari:anexos:ardao_-_una_forma_de_902-marzo-07-1958_.pdf|Agrupación de Universidades y Grandes | ||
+ | Escuelas de Francia para las relaciones con la América Latina]]”, | ||
+ | que fue la institución editora. Al hacerlo, elogió diversos | ||
+ | aspectos, omitiendo señalar sus discrepancias, que | ||
+ | en algunos puntos debieron, sin embargo, ser grandes, si | ||
+ | se recuerda cuáles eran sus orientaciones personales. Es | ||
+ | otra diferencia con Roustan, quien llegó al libro por el | ||
+ | profundo interés que le despertaron tanto los cuadros | ||
+ | como la conversación personal de Figari; de ahí la espontaneidad | ||
+ | admirativa de su prólogo, escrito desde una posición | ||
+ | filosófica afín al pensamiento figariano. | ||
+ | |||
+ | Henri Delacroix, nacido en 1873 y muerto en 1937, era | ||
+ | ya en 1920, cuando prologó a nuestro Figari, una figura | ||
+ | de relieve en los medios filosóficos franceses. Desde principios | ||
+ | del siglo había publicado estudios de doctrina, historia | ||
+ | y psicología del misticismo, como //Misticismo especulativo | ||
+ | en Alemania en el siglo XIV// y //Los grandes místicos | ||
+ | cristianos//, y hacía poco había visto la luz su trabajo sobre | ||
+ | //La psicología de Stendhal//. Fue después de aquella | ||
+ | fecha, sin embargo, que aparecieron sus obras principales, | ||
+ | como //La religión y la fe// (1922), //El lenguaje y el pensamiento// | ||
+ | (1924), //Psicología del arte// (1927), //Las grandes | ||
+ | formas de la vida mental// (1934). Inmediatamente posterior | ||
+ | a aquella fecha es también su participación con diversos | ||
+ | estudios en el //Tratado de psicología// dirigido por | ||
+ | Georges Dumas (1923); poco antes de morir alcanzó a | ||
+ | preparar sus colaboraciones para la misma obra en su forma | ||
+ | de //Nuevo Tratado//. | ||
+ | |||
+ | Atendida su actitud filosófica respecto al sentimiento | ||
+ | religioso, y en particular al misticismo cristiano, no pudo | ||
+ | compartir el clima naturalista de la obra de Figari, que | ||
+ | se coronaba con una crítica del cristianismo, colocada a | ||
+ | modo de apéndice en la traducción francesa. Pero tampoco | ||
+ | pudo compartir sus tesis centrales sobre el arte y la | ||
+ | belleza, aunque destacara algunas de las que llamó “numerosas | ||
+ | e interesantes sugestiones de esta teoría estética”. | ||
+ | Así, la “concepción biológica del arte” y los “excelentes | ||
+ | análisis de la emoción estética”, en cada uno de cuyos | ||
+ | aspectos señaló las directivas generales. | ||
+ | |||
+ | En las dos versiones de la obra de Dumas, escribió | ||
+ | Delacroix el capítulo dedicado al sentimiento estético, | ||
+ | como primera autoridad que era, sobre el punto, en la | ||
+ | psicología francesa de la época. Sus estudios y reflexiones | ||
+ | en la materia aparecen por otro lado, ampliados y sistematizados | ||
+ | en su difundida //Psicología del arte//. Le da remate | ||
+ | a ésta un conjunto de conclusiones donde aborda de manera | ||
+ | directa, para hacer su definición personal, algunos | ||
+ | problemas estéticos capitales. Puede verse allí, mejor que | ||
+ | en otra parte, sus divergencias con Figari. | ||
+ | |||
+ | Las dos primeras cuestiones que ataca son las de las | ||
+ | relaciones entre el arte y la utilidad y entre el arte y la | ||
+ | ciencia. Cuestiones centrales en la estética de Figari, en | ||
+ | ambas había sostenido éste una tesis monista radical. Por | ||
+ | más que haga concesiones, Delacroix se atiene a los dualismos | ||
+ | clásicos. Es una consecuencia de su disposición | ||
+ | inicial a circunscribir el concepto de arte al tradicionalmente | ||
+ | llamado arte bello. | ||
+ | |||
+ | “El arte vuelve la espalda a la vida práctica, a las | ||
+ | preocupaciones utilitarias”, dice, conforme al punto de | ||
+ | vista corriente. Aun respecto a las bellas artes, no era ésa | ||
+ | la idea de Figari, porque ensanchaba la noción de utilidad, | ||
+ | al ensanchar desde su posición biologista, la propia noción | ||
+ | de necesidad orgánica o vital. | ||
+ | |||
+ | “No podría imaginarse ni un minuto -añadía Delacroix- | ||
+ | que el arte se reduzca a la utilidad, porque ella | ||
+ | le haya auxiliado en su desarrollo. No es expresión de la | ||
+ | necesidad de vivir”. Parece responder directamente a Figari, | ||
+ | de quien había dicho al prologarlo: “El autor desarrolla | ||
+ | del principio al fin una concepción biológica del | ||
+ | arte, que saldría de las exigencias vitales y que sería un | ||
+ | medio de la inteligencia, destinado -como todas las artes- | ||
+ | a satisfacer las necesidades y las aspiraciones del | ||
+ | organismo.” Sin embargo, había dicho a continuación: | ||
+ | “Esta tesis es presentada con amplitud, y para prevenir | ||
+ | la objeción que no dejarían de hacer de inmediato numerosos | ||
+ | estéticos de hoy, el autor muestra con vigor que el | ||
+ | juego no es un artículo de lujo, sino un arte aplicado a | ||
+ | servir las necesidades secundarias, sucesivas y progresivas | ||
+ | del organismo, las subnecesidades como él dice”. | ||
+ | |||
+ | //Esas necesidades secundarias, sucesivas y progresivas | ||
+ | del organismo//, en el sentido figariano, recordadas por el | ||
+ | propio Delacroix, dejan muy atrás, por cierto, la estricta | ||
+ | “necesidad de vivir” a que él alude al exponer su punto | ||
+ | de vista personal. Por eso la utilidad, incluso en su significación | ||
+ | biológica, tenía para Figari un alcance mucho | ||
+ | mayor, y por eso, también, no resultaba extraña, ni mucho | ||
+ | menos hostil, al concepto mismo de arte. Lejos de | ||
+ | “volver la espalda” a la vida práctica, como sostiene Delacroix, | ||
+ | el arte es a su juicio una dimensión calificada de | ||
+ | la propia //praxis//. | ||
+ | |||
+ | Se diría que también pensaba en Figari cuando en las | ||
+ | mencionadas conclusiones de su //Psicología del arte//, publicada | ||
+ | al año siguiente de la segunda edición francesa de | ||
+ | la obra de aquél, Delacroix abordaba en seguida las relaciones | ||
+ | entre arte y ciencia. Con plena conciencia de quebrar | ||
+ | con ello toda la tradición al respecto, el filósofo uruguayo | ||
+ | había sostenido su identificación. “Lo único que | ||
+ | parece ya consagrado -decía- es que todo lo que se refiere | ||
+ | a la ciencia está fuera del campo artístico, y si lográramos | ||
+ | demostrar que no es así, quedaría comprobado lo | ||
+ | que hemos dicho antes, o sea que el arte es un medio | ||
+ | universal de acción y que se ofrece como un mismo recurso | ||
+ | esencial, en todas las formas deliberadas de la misma”. | ||
+ | Delacroix, por su parte, se aplica a hacer el rechazo | ||
+ | expreso de tal identifcación. | ||
+ | |||
+ | Es notable, no obstante, su preocupación por dejar | ||
+ | constancia de todo lo que aproxima a ambos términos. | ||
+ | “El saber en todas sus formas, es creación [ ... ] la ciencia | ||
+ | es artificio, fabricación y creación". De ahí su "parentesco | ||
+ | con el arte”. Y a la inversa: “La inteligencia trabaja, | ||
+ | talla y mide en el arte como en la ciencia. Por eso | ||
+ | la obra de arte tiene mucha analogía con la obra científica”. | ||
+ | Si esas ideas van en la línea de Figari, todavía más | ||
+ | las que siguen: “Por ello la ciencia nos proporciona la | ||
+ | impresión de la belleza. Y hasta un cierto aspecto de belleza | ||
+ | natural, que no aparece más que por la ciencia, pues | ||
+ | ella descubre un orden del mundo que la sensibilidad no | ||
+ | alcanza”. Pero todo esto no es para Delacroix más que la | ||
+ | formulación de simples "reservas" o salvedades a la radical. | ||
+ | diferencia de naturaleza entre ciencia y arte, que Figari, | ||
+ | en cambio, abolía. | ||
+ | |||
+ | Parentesco, analogía, sí, a su juicio: mas no comunidad | ||
+ | de esencia: el arte pone en valor el orden de la cualidad | ||
+ | sensible y afectiva, del que la ciencia aspira a desembarazarse | ||
+ | por el simbolismo intelectual de su sistema de | ||
+ | relaciones precisas. Hecha así por Delacroix la distinción | ||
+ | entre ciencia y arte, resultaba más descriptiva que explicativa, | ||
+ | se movía más en el plano de la apariencia que en | ||
+ | el, del fundamento, de acuerdo con el convencionalismo | ||
+ | tradicional. La impugnación, por implícita, por tácita que | ||
+ | fuera, de la tesis de Figari, exigía otro enfoque. Describir | ||
+ | una vez más aquel obvio dualismo ofrecido por la experiencia | ||
+ | inmediata, no era recimentarlo del punto de vista | ||
+ | ontológico. | ||
+ | |||
+ | Sólo dos años antes, en 1925 -trece después de la primera | ||
+ | publicación de la obra de Figari- había dicho Dewey | ||
+ | que por mucho tiempo “será en gran medida profética la | ||
+ | tesis de que la ciencia es arte”, de la que, sin noticia del | ||
+ | pensador montevideano, creía ser entonces el primer sostenedor. | ||
+ | Se tratara o no de profecía, era, sin duda, una | ||
+ | verdadera heterodoxia estética engendrada por el pensamiento | ||
+ | naturalista. No podía aceptarla Delacroix, de | ||
+ | filiación clásica idealista en este campo, en la línea que | ||
+ | arrancaba de la kantiana //Crítica del juicio//. | ||
+ | |||
+ | II | ||
+ | |||
+ | Nacido en 1873, Desiré Roustan falleció en 1941, el | ||
+ | mismo año que Henri Bergson, su lejano maestro del | ||
+ | Liceo Enrique IV, cuyas grandes, inspiraciones doctrinarias | ||
+ | siguiera después. Como al de éste, entristeció su final | ||
+ | la caída de Francia. Apenas llevada a cabo la liberación, | ||
+ | sus principales escritos fueron reunidos. en un volúmen | ||
+ | titulado //La razón y la vida//. Dando testimonio definitivo | ||
+ | de sus calidades de humanista y filósofo, vió la luz en | ||
+ | 1946, con estudio preliminar de A!mando Cuvillier, en una | ||
+ | colección de filosofía contemporánea dirigida por Emilio | ||
+ | Bréhier. | ||
+ | |||
+ | En vida Roustan sólo había dado a la estampa dos | ||
+ | Libros, ambos de intención pedagógica: un curso de //Psicología// | ||
+ | excelente en su carácter y para su época (la primera | ||
+ | edición es de 1911 aunque fue a fines de la década del 20 | ||
+ | que se le empezó a usar en nuestra enseñanza, y todavía | ||
+ | posterior su traducción al español); y un ensayo sobre | ||
+ | //La cultura en el curso de la vida//, del que se ha dicho con | ||
+ | razón que es “una verdadera pequeña obra maestra de | ||
+ | espíritu, de fineza y de buen gusto”. Lo más significativo | ||
+ | del punto de vista filosófico lo había dispersado en revistas, | ||
+ | conferencias e introducciones a textos clásicos, de | ||
+ | cuyo conjunto constituyó una selección el volumen póstumo | ||
+ | de 1946. El título aspiraba a expresar la constante | ||
+ | preocupación del autor por las relaciones entre la razón | ||
+ | y la vida, desde un brgsonismo de acento personal, afanado | ||
+ | por disipar la nota antiintelectualista, por preservar | ||
+ | a la razón sin dejar de aproximarla a las realidades | ||
+ | vitales. | ||
+ | |||
+ | Más que de psicología, a la que hay una tendencia | ||
+ | escolar a referir el nombre de Roustan por la asociación | ||
+ | que ha impuesto su difundido curso (primera parte, tan | ||
+ | sólo de un tratado completo de filosofía que no alcanzó | ||
+ | a publicar), se trata allí de gnoseología, lógica, meta- | ||
+ | física, moral y filosofía de la religión, dominios a los que | ||
+ | se orientó en su madurez su conciencia filosófica: “La | ||
+ | evolución del racionalismo”, “La ciencia como instrumento | ||
+ | vital”, “Deducción e inducción”, “¿Ha hecho Bergson el | ||
+ | proceso de la inteligencia?”, “La moral de Rauh”, “El drama | ||
+ | de la metafísica cristiana”, “El //Tratado del amor de | ||
+ | Dios// de Malebranche y la querella del Quietismo”. | ||
+ | |||
+ | En su citado estudio preliminar, recordando las producciones | ||
+ | de Roustan, menciona también Cuvillier “una | ||
+ | introducción al //Ensayo de filosofía biológica// del pintor | ||
+ | argentino[sic] Pedro Figari, a quien había conocido cuando | ||
+ | su gira de conferencias en América del Sur, y de | ||
+ | quien analiza las concepciones biológicas, tan próximas | ||
+ | de las suyas propias, la teoría de la emoción estética y las | ||
+ | tendencias panteísticas”. Se refería al trabajo que sirvió | ||
+ | de prólogo a la segunda edición francesa de //Arte, estética, | ||
+ | ideal//, título éste de la edición española de la obra de Figari | ||
+ | y conservado en la primera francesa, que pasó entonces | ||
+ | a ser subtítulo, reemplazado por aquél. | ||
+ | |||
+ | Lo escribió como espontáneo resultado de una triple | ||
+ | sucesiva admiración: por el arte, por la persona y por la | ||
+ | filosofía de Figari. En 1924, en ocasión de una prolongada | ||
+ | estada en la Argentina en misión universitaria, visitó en | ||
+ | la galería Witcomb una exposición de Figari, de las primeras | ||
+ | que realizaba éste en Buenos Aires. La revelación | ||
+ | de aquella obra lo condujo a frecuentar el taller del pintor, | ||
+ | en quien encuentra con sorpresa -como le acontecería | ||
+ | más tarde a Ortega y Gasset al conocer a Figari en | ||
+ | París- un filósofo. Esto lo lleva a la vez a la lectura de | ||
+ | su libro, publicado poco antes en francés en traducción | ||
+ | de Charles Lesca y con prólogo de Henri Delacroix. Fue | ||
+ | para él una nueva revelación, acogida con tanto más entusiasmo | ||
+ | cuanto que le permitió confirmar una coincidencia | ||
+ | profunda con su propio pensamiento. A fines del | ||
+ | mismo año 1924, pronunció ya en Buenos Aires una conferencia | ||
+ | sobre la pintura y la filosofía de Figari ((Tuvo lugar el 22 de setiembre de 1924, bajo el título de “Fígari, El pintor y el filósofo”, en la Asociación Amigos del Arte, adornada la sala con | ||
+ | numerosos cuadros de Figari (Véase //La Nación// de Buenos Aires, 23 de se | ||
+ | tiembre de 1924, pág. 17). De visita en Montevideo diez días después. | ||
+ | Roustan dicta en nuestra Universidad otra conferencia sobre “Las principales | ||
+ | doctrinas morales en Francia en la hora actual”, siendo presentado por el | ||
+ | doctor Antonio M. Grompone. El mismo día, 2 de octubre, //Diario del Plata// | ||
+ | (pág. 9), publicó un resumen de la conferencia bonaerense sobre Figari, | ||
+ | cuyo encabezamiento puede hacer caer erróneamente que fue dictada en | ||
+ | Montevideo.)) | ||
+ | . Al año | ||
+ | siguiente es éste quien viaja a París y expone en la misma galería | ||
+ | Druet donde dos años antes había tenido lugar, | ||
+ | sin su presencia, una primera muestra europea de sus cuadros. | ||
+ | Es entonces cuando Roustan dedica su ensayo al | ||
+ | “talento tan profundamente original, casi desconcertante, | ||
+ | de Pedro Figari”, reproduciendo el plan y los conceptos | ||
+ | de su conferencia anterior ((Está fechado en diciembre de 1925. Con supresión de algunos fragmentos, | ||
+ | se publicó en español en el suplemento literario de //La Nación// de Buenos | ||
+ | Aires el 7 de marzo de 1926, el mismo año en que apareció la citada edición francesa de la obra de Figari, a que sirvió de prólogo. Puede verse el texto completo en español en el opúsculo: Desiré Roustan - Francis de Miomandre, Figari filósofo, pintor, poeta (traducción de Arturo Ardao), Montevideo, 1962 (apartado de la //Revista Nacional//, NQ 208, abril-junio de 1961).)). | ||
+ | |||
+ | Sin ignorar, como se vio que ocurría en Cuvillier, su | ||
+ | nacionalidad uruguaya, recoge una declaración regionalista | ||
+ | del propio Figari. “El Río de la Plata -dice- que | ||
+ | no se atraviesa en menos de ocho horas, en buenos barcos, | ||
+ | entre Montevideo y Buenos Aires, le parece demasiado | ||
+ | estrecho para constituir una frontera natural. Se declara | ||
+ | rioplatense”. Quiere ver ya en ello, el maestro francés, | ||
+ | un signo de la invencible resistencia a la fragmentación | ||
+ | que domina a todo el espíritu del pintor filósofo. Empieza | ||
+ | asombrándose de la diversidad de cuestiones sobre las | ||
+ | cuales ha condensado sus ideas: “el arte, la estética, la | ||
+ | ciencia y cien otros problemas considerables [ ... ] capítulos | ||
+ | sobre la evolución, la vida, el instinto, la conciencia, la | ||
+ | religión, la sustancia, la libertad, una teoría de la ciencia, | ||
+ | una crítica del cristianismo, ideas sobre el tiempo, sobre | ||
+ | el progreso, sobre la inmortalidad, sobre la relación del | ||
+ | hombre con la naturaleza”. Reconoce de inmediato la gravitación | ||
+ | poderosa de un centro que hace del todo un pensamiento | ||
+ | sistemático. La unidad de la doctrina es inseparable | ||
+ | en este caso de la unidad que ella misma atribuye | ||
+ | a lo real: porque "nadie más convencido que Figari de la | ||
+ | profunda continuidad de todas las cosas en este mundo". | ||
+ | De tal unidad universal, de tal monismo, extrae Roustan | ||
+ | algunos elementos que analiza por separado. | ||
+ | |||
+ | El primero de todos es asunto que especialmente le | ||
+ | interesa: la concepción biológica de la ciencia y del conocimiento. | ||
+ | A aquella altura, dicha concepción había sido | ||
+ | desarrollada con amplitud, en distintas direcciones, desde | ||
+ | el evolucionismo del siglo XIX a sus formas renovadas | ||
+ | del primer cuarto del actual. Roustan había sido no sólo | ||
+ | testigo sino actor del proceso. Encuentra, no obstante, | ||
+ | aportes originales en la obra del pensador montevideano. | ||
+ | En el aspecto crítico, le seduce la manera cómo se encara | ||
+ | con las doctrinas tradicionales que separan al hombre de | ||
+ | la naturaleza. “Figari hace de ellas una hecatombe y su | ||
+ | ironía lo emparenta con aquellos filósofos del siglo XVIII, | ||
+ | cuya acción liberadora se está hoy tal vez demasiado pro | ||
+ | penso a desconocer”. Con todo, el siglo XVIII no había | ||
+ | llegado a comprender hasta qué punto, tanto como el | ||
+ | cuerpo, está en la naturaleza el espíritu humano. De donde, | ||
+ | a partir de la concepción biológica de la conciencia | ||
+ | y del conocimiento, un nuevo enfoque de las funciones de | ||
+ | la inteligencia y de la ciencia. Por ahí va la opinión de | ||
+ | Figari. | ||
+ | |||
+ | “No tengo miras de contradecirla -añade Roustan- habiendo | ||
+ | hace unos diez años, desarrollado ideas bastante | ||
+ | análogas en un estudio publicado por la //Revue de Meta | ||
+ | physique et de Morale//”. Aludía a un ensayo justamente | ||
+ | calificado de notable, incluido en aquella revista en setiembre | ||
+ | de 1914 con el título de “La ciencia como instrumento | ||
+ | vital”, y luego recogido en su citado volumen //La | ||
+ | razón y la vida//. En la tradición académica cuenta entre | ||
+ | las mejores contribuciones francesas a la teoría biológica | ||
+ | del conocimiento. Refiriéndose a Figari, continuaba: “Yo | ||
+ | desearía aun agregar algunos argumentos a los suyos”. | ||
+ | Es lo que hace en seguida, resumiendo algunos pasajes | ||
+ | de aquel ensayo, en especial su tesis de que el papel de | ||
+ | adaptación que cumple la conciencia, no es pasivo sino | ||
+ | activo: “la verdadera adaptación, la del ser vivo, no es | ||
+ | nunca sacrificio, sino reacción conquistadora”, lo que había | ||
+ | llamado, con una expresión celebrada, “adaptación | ||
+ | ofensiva”. Concluía: “En lugar de poner sus tendencias | ||
+ | en armonía con las cosas, el hombre concibe la posibilidad | ||
+ | de modificar el universo para ponerlo en armonía con sus | ||
+ | tendencias, y la ciencia nace de ese esfuerzo”. | ||
+ | |||
+ | Vuelve en seguida a su prologado: “Estoy seguro de | ||
+ | que Figari suscribiría todas estas observaciones, pero nos | ||
+ | interrumpiría aquí, para declarar que el mismo esfuerzo | ||
+ | está en el origen del arte”. Y después de indicar las ideas | ||
+ | de éste, dice: “Me parece que la contribución personal de | ||
+ | Figari a la teoría biológica del conocimiento, es un esfuerzo | ||
+ | por ampliarla hasta el punto de transformarla en | ||
+ | una teoría biológica del arte tanto como de la ciencia”. | ||
+ | Al emitir ese juicio, no podía imaginar que en el mismo | ||
+ | año 1925 cumplía por su lado la misma ampliación, en | ||
+ | su obra La experiencia y la naturaleza, John Dewey, uno | ||
+ | de los más encumbrados representantes de la teoría biológica | ||
+ | del conocimiento, de quien se había ocupado en su | ||
+ | ensayo de 1914. | ||
+ | |||
+ | El punto que ataca en seguida Roustan es en cierto | ||
+ | modo una aplicación del anterior: la teoría figariana de | ||
+ | la emoción estética, con la atribución a ésta de un papel | ||
+ | vital, de un significado biológico. La acoge con verdadera | ||
+ | simpatía, subrayando su originalidad, y se siente también | ||
+ | aquí dispuesto a complementarla con argumentaciones | ||
+ | personales, compartiendo la crítica que Figari, no obstante | ||
+ | su biologismo psicológico, hacía de la teoría fisiológica | ||
+ | de las emociones de James y Lange. | ||
+ | |||
+ | Se ocupa Roustan, en fin, de lo que llama el panteísmo | ||
+ | temperamental de Figari, su espinozismo implícito, aunque | ||
+ | no haya elaborado precisamente un sistema panteísta. Se | ||
+ | le descubre, a su juicio, como una tendencia, como una | ||
+ | preferencia instintiva y una forma de sensibilidad, llamadas | ||
+ | a manifestarse también en la obra del artista. Después | ||
+ | de apuntar diversas notas espinozistas, subraya una última: | ||
+ | “Una analogía más notable todavía, puede ser señalada: | ||
+ | como Spinoza, Figari ha unido a la afirmación del | ||
+ | más riguroso determinismo una teoría de la libertad y la | ||
+ | inspiración de esta teoría es la misma en ambas doctrinas, | ||
+ | fuera, verosímilmente, de toda influencia directa. En este | ||
+ | mundo donde no se produce nada que no deba producirse, | ||
+ | conservo el derecho de llamarme libre, porque no soy | ||
+ | únicamente determinado, soy una parcela de lo que determina, | ||
+ | soy causa, al mismo título que el resto del universo, | ||
+ | cuento para algo. El error del epifenomenismo, observa | ||
+ | Figari con profundidad, es que distingue en el universo | ||
+ | una realidad material que cuenta y una realidad espiritual | ||
+ | que no cuenta. Nada nos autoriza a situar todo poder | ||
+ | activo en una porción solamente de lo real”, | ||
+ | |||
+ | Quizá Roustan, como hemos, dicho en otro lugar, no | ||
+ | considera bastante en la metafísica de Figari otros aspectos | ||
+ | que, en lugar de aproximarlo, lo separan de Spinoza. | ||
+ | Pero expresamente ha querido limitarse al análisis | ||
+ | de sólo algunas ideas, en una doctrina filosófica que las | ||
+ | ofrece con tanta prodigalidad. Por nuestra parte, hemos | ||
+ | querido limitarnos también a recordar esa olvidada relación | ||
+ | intelectual. Crece en nuestros días el interés europeo | ||
+ | por la filosofía en América. Se ha sentido ya la necesidad | ||
+ | de determinar lo que en un estudio reciente el panameño | ||
+ | Ricaurte Soler ha llamado “la presencia del pensamiento | ||
+ | de la América Latina en la conciencia europea”. En la | ||
+ | historia de esa presencia, la acogida que el noble espíritu | ||
+ | de Roustan hizo a Figari, el rango filosófico que le reconoció, | ||
+ | en términos tal vez no repetidos respecto a un pen- | ||
+ | sador latinoamericano, por un pensador europeo no español, | ||
+ | constituyen por si solos, todo un importante capítulo. | ||
+ | |||
+ | 1964 | ||
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