I. Pedro Figari en hipertexto

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Figari, Pedro - "Artes emocionales", en Martín Fierro, segunda época, año II, nº 14-15, Buenos Aires, enero 24 de 1925.


ARTES EMOCIONALES

Al querido poeta y humorista Julio Supervielle.

(Para MARTÍN FIERRO)

En este momento en que todo parece tender a la despoetización, a la mecanización, a la materialización de la vida, donde pretende primar el cálculo frío e insensible hasta para los actos eminentemente orgánicos y trascendentes, como para los negocios vulgares, difícil es mantener con vigor e interés a las artes emocionales que solo se alimentan de ensueño y de idealismos. No es de sorprender el desconcierto actual, la anarquía consiguiente.

De otra parte, se piensa a menudo hasta por los propios cultores de las artes emocionales, que ellos pueden poetizar ad libitum sin una previa vida interior, de meditaciones, de recogimiento, de observación, atenta y cariñosa hacia los dolores, alegrías y congojas humanas, tratando de lo que llevan de más hondo, y, al pensar así, incurren en el mismo candor de las mamás que llaman a la sala a sus chicas para que las deleiten por medio do un recitado ingenuo, o sentadas al piano, nostálgicas de los mecanismos deliciosos de sus muñecas. Una de dos: o es que se cree que basta una simulación para emocionarse y emocionar, o se confunde la emoción con el signo representativo, esto es, con el lenguaje destinado a exteriorizar nuestros estados mentales, y, en uno y en otro caso, se omite lo esencial, que es el ritmo latente de la individualidad, las reacciones que en ella se producen, que es lo que más interesa y lo único capaz de conmover. Es lo íntimo del antro humano, lo que hay que descubrir, en cuanto sea posible, por ser ese el campo de la emoción, y por ser a la vez el misterio más apasionante de cuantos preocupan a Ia humanidad.