I. Pedro Figari en hipertexto

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-Figari, Pedro - {{:figari:otros_documentos:figari_-_automatismo_en_la_cruz_del_sur_a3_n18_jul_1927.pdf|"Automatismo"}}, en La Cruz del Sur, año III, nº 18, julio/agosto de 1927, pp. 20-21.+Figari, Pedro - {{:figari:otros_documentos:figari_-_automatismo_en_la_cruz_del_sur_a3_n18_jul_1927.pdf|"Automatismo"}}, en [[http://www.periodicas.edu.uy/v2/minisites/cruz-del-sur/index.htm|La Cruz del Sur]], año III, nº 18, julio/agosto de 1927, pp. 20-21.
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 Al comparar la escena de la vidriera con la de la vereda, se advertía de inmediato que si aquel ambiente era sano e incontaminado, el otro, en vez, comenzaba por los inconvenientes de la respiración, la que desprende ácido carbónico, y otros gases; y esto sin contar con la arbitrariedad de los movimientos, los que tienden a veces a acortar distancias, según la frase que también emplean con fruición de otro género los maestros de esgrima. No digamos nada de las parejas que llegan hasta a besarse en la calle, ¡en la propia calle! Al comparar la escena de la vidriera con la de la vereda, se advertía de inmediato que si aquel ambiente era sano e incontaminado, el otro, en vez, comenzaba por los inconvenientes de la respiración, la que desprende ácido carbónico, y otros gases; y esto sin contar con la arbitrariedad de los movimientos, los que tienden a veces a acortar distancias, según la frase que también emplean con fruición de otro género los maestros de esgrima. No digamos nada de las parejas que llegan hasta a besarse en la calle, ¡en la propia calle!
  
-Junto a mí, habían dos chicas, bastantes monas, las que, al decirse sus secreteos, mostraban el pescuezo: el uno blanquísimo y el otro moreno, de líneas impecables, pero con vellos ¡Qué lástima!+Junto a mí, habían dos chicas, bastantes monas, las que, al decirse sus secreteos, mostraban el pescuezo: el uno blanquísimo y el otro moreno, de líneas impecables, pero con vellos¡Qué lástima!
  
 Si comparamos aquel baile perfecto con el que puede verse en un dancing o con los propios que se realizan en la calle el día de Juana de Arco, o el 14 de Julio, salta a la vista la diferencia: en el del «Bon Marché» es el baile ideal, mientras que en los otros siempre hay algo que desear. En las propias miradas, no digo ya en los movimientos, Si comparamos aquel baile perfecto con el que puede verse en un dancing o con los propios que se realizan en la calle el día de Juana de Arco, o el 14 de Julio, salta a la vista la diferencia: en el del «Bon Marché» es el baile ideal, mientras que en los otros siempre hay algo que desear. En las propias miradas, no digo ya en los movimientos,
-se advierte, de inmediato, casi un abismo entre, ambos. Supongamos, por ejemplo, que lo que vemos en un dancing o en la calle, pudiésemos verlo en ia vidriera; sería el caso más escandaloso, y daría que hablar a la prensa y a todos, los mora+se advierte, de inmediato, casi un abismo entre, ambos. Supongamos, por ejemplo, que lo que vemos en un dancing o en la calle, pudiésemos verlo en la vidriera; sería el caso más escandaloso, y daría que hablar a la prensa y a todos los moralistas en tanto que si lo que vemos en la vidriera pudiese verse en la calle o en dancing, los moralistas estarían bien satisfechos; debemos creerlo así. 
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 +Recuerdo que un pastor protestante, que miraba la vidriera, se hallaba punto menos que extático, embelesado, como si se hallase en la misma gloria. Cierto que dos curas italianos de campaña, incapaces de comprender el encanto de la escena que se desarrollaba en la vidriera, apenas miraron, sacaron las petacas de rapé, y tocándose el codo como si se dijeran: «estas son cosas para niños», siguieron viaje; y yo mismo, que me hallo más al margen del cielo que cualquiera de ellos, si bien comprendía el encanto de aquella escena llena de santidad, sentía atraídas mis miradas por las 
 +chicas de la calle, y me parecía a veces sentir llamas del infierno dentro de mí... ¡Por dónde comparar uno y otro espectáculo! 
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 +Declaro ingenuamente que si no fuese por acto de atención a la dignidad do la especie, sería capaz de hacerme partidario del automatismo; pero, siento que mis deberes me imponen, por solidaridad, tomar el partido de los hombrea y hasta el de las mujeres, por más que sean de carne y hueso. 
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 +                                PEDRO FIGARI. 
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 +París, 18 de Julio de 1927.