I. Pedro Figari en hipertexto

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 El intento de responder a este problema, tanto en Joaquín Torres García como en Pedro Figari, les conduce a una concepción ampliada del arte. En el primero esta concepción toma forma a través de la doctrina del "clasicismo moderno", basada en una tradición del saber que se sustenta en invariantes universales, con nutrientes en la filosofía idealista de raíz platónica. En el caso de Figari, en cambio, dicha concepción ampliada tiene un carácter netamente instrumental, al servicio de ideas positivistas: es arte todo lo que implique "ingenio en acción" --según la terminología usada por el propio Figari ((Pedro Figari. [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:arte_tecnica_critica|"Arte, Técnica, Crítica"]]. Revista de la Asociación Politécnica del Uruguay. Peña Hnos. Impresores. Montevideo. 1914. Pág. 11.))-- tendiente al mejoramiento de la especie humana. No conviene olvidar, sin embargo, que Torres García también vendrá a decirnos que las esquemáticas imágenes del Plan Cósmico con las que opera su Arte Constructivo desbordan la índole del arte. "Por eso --dice Torres-- yo llamaría al Arte constructivo 'Acto Humano'." ((Joaquín Torres García. "La Recuperación del Objeto". Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Montevideo. 1952, pp. 88-89.)) El intento de responder a este problema, tanto en Joaquín Torres García como en Pedro Figari, les conduce a una concepción ampliada del arte. En el primero esta concepción toma forma a través de la doctrina del "clasicismo moderno", basada en una tradición del saber que se sustenta en invariantes universales, con nutrientes en la filosofía idealista de raíz platónica. En el caso de Figari, en cambio, dicha concepción ampliada tiene un carácter netamente instrumental, al servicio de ideas positivistas: es arte todo lo que implique "ingenio en acción" --según la terminología usada por el propio Figari ((Pedro Figari. [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:arte_tecnica_critica|"Arte, Técnica, Crítica"]]. Revista de la Asociación Politécnica del Uruguay. Peña Hnos. Impresores. Montevideo. 1914. Pág. 11.))-- tendiente al mejoramiento de la especie humana. No conviene olvidar, sin embargo, que Torres García también vendrá a decirnos que las esquemáticas imágenes del Plan Cósmico con las que opera su Arte Constructivo desbordan la índole del arte. "Por eso --dice Torres-- yo llamaría al Arte constructivo 'Acto Humano'." ((Joaquín Torres García. "La Recuperación del Objeto". Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Montevideo. 1952, pp. 88-89.))
  
-Existen entonces aquí dos visiones paralelas en cierto modo antagónicas del hombre abstracto (figuras 1 a 4).+Existen entonces aquí dos visiones paralelas en cierto modo antagónicas del //hombre abstracto// (figuras 1 a 4).
  
-Ángel Rama sostiene que "Figari busca en sus dibujos y pinturas al hombre que acaba de romper con el anterior eslabón biológico y ostenta aún las esencias humanas de las cuales se debe partir para cualquier intento de sociedad organizada. En ese tan limitado y concreto hombre primitivo Figari veía al hombre en abstracto" ((Ángel Rama. [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:rama_angel_-_la_aventura_intelectual_de_pedro_figari|"La Aventura intelectual de Figari"]]. Ediciones Fábula. Montevideo. 1951, p. 27.)). Hombre abstracto es, en este caso, sinónimo de hombre arcaico; una referencia indirecta a las mitologías evolucionistas del origen humano. Muy diferente, sin duda, es el concepto de hombre abstracto en Torres García, despojado de todo historicismo, de todo biologicismo, y sustentado únicamente en la idea de Tradición Universal, que no remite a una mitología, sino a una metafísica del origen y a una evolución que no resulta de la acumulación aditiva de conocimientos, sino de la filtración sustractiva de esencias intelectuales.+Ángel Rama sostiene que "Figari busca en sus dibujos y pinturas al hombre que acaba de romper con el anterior eslabón biológico y ostenta aún las esencias humanas de las cuales se debe partir para cualquier intento de sociedad organizada. En ese tan limitado y concreto hombre primitivo Figari veía al hombre en abstracto" ((Ángel Rama. [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:rama_angel_-_la_aventura_intelectual_de_pedro_figari|"La Aventura intelectual de Figari"]]. Ediciones Fábula. Montevideo. 1951, p. 27.)). Hombre abstracto es, en este caso, sinónimo de //hombre arcaico//; una referencia indirecta a las mitologías evolucionistas del origen humano. Muy diferente, sin duda, es el concepto de //hombre abstracto// en Torres García, despojado de todo historicismo, de todo biologicismo, y sustentado únicamente en la idea de Tradición Universal, que no remite a una mitología, sino a una metafísica del origen y a una //evolución// que no resulta de la acumulación aditiva de conocimientos, sino de la filtración sustractiva de esencias intelectuales.
  
 Ambos pintores coinciden, sin embargo, en que una utopía americanista debe recurrir, de alguna manera, a la matriz primitivista. La crítica de Figari a la balcanización del mundo contemporáneo le lleva a reivindicar la sencillez y la integridad implícitas en el estado primigenio de la humanidad. No propone una involución programática hacia la prehistoria, busca poner de relieve la utilidad y la vigencia que él encuentra en las enseñanzas de una vida en estado primario. "Hoy nos conmueve --dice Figari en su poemario El Arquitecto-- pensar en la ósea sencillez de la vida primaria, simple, sobria, ruda, recta y eficiente...". ((Pedro Figari. "El Arquitecto. Ensayo poético con acotaciones gráficas". Edition "Le Livre Libre". París. 1928.)) Ambos pintores coinciden, sin embargo, en que una utopía americanista debe recurrir, de alguna manera, a la matriz primitivista. La crítica de Figari a la balcanización del mundo contemporáneo le lleva a reivindicar la sencillez y la integridad implícitas en el estado primigenio de la humanidad. No propone una involución programática hacia la prehistoria, busca poner de relieve la utilidad y la vigencia que él encuentra en las enseñanzas de una vida en estado primario. "Hoy nos conmueve --dice Figari en su poemario El Arquitecto-- pensar en la ósea sencillez de la vida primaria, simple, sobria, ruda, recta y eficiente...". ((Pedro Figari. "El Arquitecto. Ensayo poético con acotaciones gráficas". Edition "Le Livre Libre". París. 1928.))
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 Pedro Figari fue un destacado abogado, pensador y polemista uruguayo de la llamada Generación del Novecientos. Nacido en 1861, Figari aparece públicamente antes de 1900 como Defensor de Pobres en lo Penal, más tarde como reformador de la Escuela de Artes y Oficios entre 1910 y 1917; como político que predicó la abolición de la pena de muerte en 1909; como humanista y filósofo al publicar su primer ensayo en 1911: "Arte, Estética, Ideal". Vivió en Buenos Aires desde 1919 hasta 1925, año en que se trasladó a París, donde se estableció hasta 1934, logrando en esos veinticinco años concretar la etapa más prolífica de su vida como pintor, poeta y también narrador. Pedro Figari fue un destacado abogado, pensador y polemista uruguayo de la llamada Generación del Novecientos. Nacido en 1861, Figari aparece públicamente antes de 1900 como Defensor de Pobres en lo Penal, más tarde como reformador de la Escuela de Artes y Oficios entre 1910 y 1917; como político que predicó la abolición de la pena de muerte en 1909; como humanista y filósofo al publicar su primer ensayo en 1911: "Arte, Estética, Ideal". Vivió en Buenos Aires desde 1919 hasta 1925, año en que se trasladó a París, donde se estableció hasta 1934, logrando en esos veinticinco años concretar la etapa más prolífica de su vida como pintor, poeta y también narrador.
  
-Pertenece a una promoción de universitarios formada en el positivismo spenceriano, pero buscó el compromiso de un idealismo moral y de un criticismo político-cultural para contribuir a corregir el proceso de la modernidad, en la cual --según sus propias palabras-- "el hombre ha dejado de ser la medida de todas las cosas". Es precisamente este criticismo --aunque no sea visible a primera vista en su pintura-- lo que le lleva a cuestionar el curso de la civilización sin descreer nunca del progreso inherente al pensamiento positivista. Es así que llega a decir: "Nuestra abigarrada civilización multicéfala, incongruente, grotesca... desconecta la vida humana de la realidad sustancial"... "Es un fenómeno de desconexión entre ideología y realidad lo que nos tiene aturdidos en el mundo, sin saber qué pensar, qué decir y qué hacer...". ((Pedro Figari. Carta a Alberto Lasplaces (desde París). Publicada en la revista "Cruz del Sur". Enero/Febrero de 1928. Montevideo.))+Pertenece a una promoción de universitarios formada en el positivismo spenceriano, pero buscó el compromiso de un idealismo moral y de un criticismo político-cultural para contribuir a corregir el proceso de la modernidad, en la cual --según sus propias palabras-- "el hombre ha dejado de ser la medida de todas las cosas". Es precisamente este criticismo --aunque no sea visible a primera vista en su pintura-- lo que le lleva a cuestionar el curso de la civilización sin descreer nunca del progreso inherente al pensamiento positivista. Es así que llega a decir: "Nuestra abigarrada civilización multicéfala, incongruente, grotesca... desconecta la vida humana de la realidad sustancial"... "Es un fenómeno de desconexión entre ideología y realidad lo que nos tiene aturdidos en el mundo, sin saber qué pensar, qué decir y qué hacer...". ((Pedro Figari. [[http://figuras.liccom.edu.uy/figari:otros_documentos:carta_de_figari|Carta a Alberto Lasplaces]] (desde París). Publicada en la revista [[http://www.periodicas.edu.uy/v2/minisites/cruz-del-sur/index.htm|Cruz del Sur]]. Enero/Febrero de 1928. Montevideo.))
  
-La superación de estas "desviaciones" en la evolución, Figari la supedita a la posibilidad de reconstruir la unidad antropológica entre modo de ser y modo de hacer, mediante una mirada nueva a la "vida primaria" y a las prácticas culturales de las comunidades primitivas. Pero quiero subrrayar que esta utopía figariana nace de la crítica a lo que él consideraba una realidad distópica impuesta por la modernidad, y tiene por objeto revertir este proceso.+La superación de estas "desviaciones" en la evolución, Figari la supedita a la posibilidad de reconstruir la unidad antropológica entre //modo de ser// //modo de hacer//, mediante una mirada nueva a la "vida primaria" y a las prácticas culturales de las comunidades primitivas. Pero quiero subrrayar que esta utopía figariana nace de la crítica a lo que él consideraba una realidad distópica impuesta por la modernidad, y tiene por objeto revertir este proceso.
  
 El primer punto de contacto entre pensamiento filosófico y pintura puede ubicarse entre 1918 y 1919, cuando Figari realiza su serie de "Piedras" o "Rocas" animistas (figuras 5-6), y cuando pone en escena el imaginario arcaico de sus "Trogloditas". Las llamadas "Piedras" --que llevan por título estados sicológicos o predisposiciones humanas como "Codicia", "Idiotez", "Lujuria", etc.-- implican un giro de la mirada figariana. Un giro desde el paisaje como naturaleza exterior, a la naturaleza introspectiva "interior". No es otra cosa que eso la representación de estados anímicos mediante formas pétreas y paisajes primarios de la vida psíquica, asunto que le sirve de instrumento exploratorio para un nuevo lenguaje, un lenguaje pictórico "propio", como prefería llamarlo. El primer punto de contacto entre pensamiento filosófico y pintura puede ubicarse entre 1918 y 1919, cuando Figari realiza su serie de "Piedras" o "Rocas" animistas (figuras 5-6), y cuando pone en escena el imaginario arcaico de sus "Trogloditas". Las llamadas "Piedras" --que llevan por título estados sicológicos o predisposiciones humanas como "Codicia", "Idiotez", "Lujuria", etc.-- implican un giro de la mirada figariana. Un giro desde el paisaje como naturaleza exterior, a la naturaleza introspectiva "interior". No es otra cosa que eso la representación de estados anímicos mediante formas pétreas y paisajes primarios de la vida psíquica, asunto que le sirve de instrumento exploratorio para un nuevo lenguaje, un lenguaje pictórico "propio", como prefería llamarlo.
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 Ferdinand Fellmann, refiriéndose a la obra de Gianbattista Vico, dice que en esa tesis "el mito no es vencido por la historia, sino al contrario, el mito funda la historia, porque construye la plataforma de acciones primarias sobre la cual el hombre está en condiciones de crear su propio mundo y su futuro...". ((Ferdinad Fellmann. "Das Vico Axiom: Der Mensch macht die Geschichte. Freiburg-Munchen. 1976, p. 28. Citado por Hans Robert Jauss. "Las transformaciones de lo moderno". Editorial Visor. Madrid. 1995, p. 29.)) Esa es la plataforma discursiva que construye Figari, algo que se acerca al concepto foucaultiano de "archivo", pues no sólo es memoria de la vida primaria, sino discurso propicio para generar un proyecto existencial. Ferdinand Fellmann, refiriéndose a la obra de Gianbattista Vico, dice que en esa tesis "el mito no es vencido por la historia, sino al contrario, el mito funda la historia, porque construye la plataforma de acciones primarias sobre la cual el hombre está en condiciones de crear su propio mundo y su futuro...". ((Ferdinad Fellmann. "Das Vico Axiom: Der Mensch macht die Geschichte. Freiburg-Munchen. 1976, p. 28. Citado por Hans Robert Jauss. "Las transformaciones de lo moderno". Editorial Visor. Madrid. 1995, p. 29.)) Esa es la plataforma discursiva que construye Figari, algo que se acerca al concepto foucaultiano de "archivo", pues no sólo es memoria de la vida primaria, sino discurso propicio para generar un proyecto existencial.
  
-El hombre arcaico que evoca esa fábula no es un arquetipo al que se debería volver en términos nostálgicos, sino que es el prototipo esencial que Figari exhorta a descubrir en estado larvario bajo la civilización actual. "Ya Kant se había opuesto al buen salvaje de Montaigne y Rousseau con la advertencia de que la doctrina del estado de naturaleza --anterior a la socialización de la especie humana-- no consiste en que debamos volver a él, sino en que debemos volver a verlo". ((Hans Robert Jauss. "Las transformaciones de lo moderno". Editorial Visor. Madrid. 1995,  p. 40.)) Es precisamente éste el llamamiento figariano.+El hombre arcaico que evoca esa fábula no es un arquetipo al que se debería volver en términos nostálgicos, sino que es el prototipo esencial que Figari exhorta a descubrir en estado larvario bajo la civilización actual. "Ya Kant se había opuesto al //buen salvaje// de Montaigne y Rousseau con la advertencia de que la doctrina del estado de naturaleza --anterior a la socialización de la especie humana-- no consiste en que debamos volver a él, sino en que debemos volver a verlo". ((Hans Robert Jauss. "Las transformaciones de lo moderno". Editorial Visor. Madrid. 1995,  p. 40.)) Es precisamente éste el llamamiento figariano.
  
 Entre los arquetipos humanos representados en su pintura hay uno de carácter universal: el hombre prehistórico o //troglodita//, y dos de carácter regional o "racial": el //negro// y el //gaucho// (fig. 9). Estos últimos son tomados en su primitivismo como esencias o fundamentos de una modernidad “otra”, construída desde la geografía y la cultura sudamericana. Pero esa “otredad” no es solamente geográfica o antropológica, sino también sicológica. No es sólo la extrañeza étnica y cultural del negro y del gaucho frente a la mirada civilizada lo que Figari pone de manifiesto, sino que esa extrañeza está referida también a un “otro interior”, cuyas pulsiones primitivas subyacen en el sujeto moderno. Entre los arquetipos humanos representados en su pintura hay uno de carácter universal: el hombre prehistórico o //troglodita//, y dos de carácter regional o "racial": el //negro// y el //gaucho// (fig. 9). Estos últimos son tomados en su primitivismo como esencias o fundamentos de una modernidad “otra”, construída desde la geografía y la cultura sudamericana. Pero esa “otredad” no es solamente geográfica o antropológica, sino también sicológica. No es sólo la extrañeza étnica y cultural del negro y del gaucho frente a la mirada civilizada lo que Figari pone de manifiesto, sino que esa extrañeza está referida también a un “otro interior”, cuyas pulsiones primitivas subyacen en el sujeto moderno.