I. Pedro Figari en hipertexto

¡Esta es una revisión vieja del documento!


Conversación con Raúl Marfetán, en el Museo y Centro cultural Dr. Pedro Figari de la Universidad del Trabajo del Uruguay, sobre la labor de Figari en la Escuela de Artes y Oficios (octubre de 2011).

Parte 1 55m 17s

Parte 2 18m 41s

Parte 3 21m 51s

Marfetán, Raúl - Respuestas a doce preguntas (diciembre 2011)




1 ¿Cómo llegó usted a interesarse por el pensamiento y Ia obra institucional del Dr. Figari?

Fue en 1978, cuando escuchaba a un compañero de UTU despotricar contra él, con argumentos que me llamaron Ia atención: ”ese hombre fomentaba Ia indisciplina”, ”eliminó las máquinas pesadas de los talleres para hacer las cosas a mano”, ”no llevó un orden administrativo y no sabía nada de pedagogía”, etc, etc. Yo hacía unos años que me dedicaba a Ia investigación histórica y esto me recordaba el caso de Hilarión Daza en Bolivia, descalificado salvajemente por un grupo de ciudadanos muy poderosos. Resulta que Daza había sido un gran patriota, lo comprobé estudiando, y con Figari me ocurrió algo parecido, luego de leer sus trabajos, encontré un pensador formidable que superó en mucho Ia visión aldeana, oponiéndole una postura nacional americanista a Ia ridícula copia de todo lo “superior” que nos venía de Europa en cuanto a arquitectura, estilos, modas, formas de producir, de escribir.

2 ¿A quién conoció que lo haya conocido?

A Esteban Vicente, un ex alumno de Ia Escuela de Artes y Oficios, con quien tuve Ia oportunidad de recorrer el edificio central de UTU y escuchar sus anécdotas de Figari y de Ia vida de Ia Escuela en aquella época.

También conocí a Jorge Mazzei, hijo de un alumno durante el período de Figari, con el que aprendí mucho.

3 ¿Tuvo contacto con su biblioteca? ¿Sabe si existe un inventario de Ia misma? ¿Qué se hizo ella?

Nunca tuve contacto con ella, no sé si existe un inventario y tampoco sé qué se hizo de Ia misma.

4 ¿Cuáles son las ideas fundamentales de su propio trabajo sobre Figari?

Siempre tuve pasión por Ia historia, cuando tenía 18 años leí un artículo del historiador argentino Jauretche que trataba sobre Ia unidad sudamericana y quedé deslumbrado. Desde entonces comencé a recopilar material bibliográfico, a recorrer archivos, a leer a los grandes autores de geopolítica, a interesarme en economía (determinante para Ia historia), y a medida que el mundo se transforma, estoy más convencido que ese es el camino para ser protagonistas de Ia historia y no esclavos de Ia misma. Vivimos en una región del mundo que lo tiene todo, pero que, paradójicamente, poco o nada nos pertenece a los pueblos. Figari, en esta línea de pensamiento, pasa a ser un hombre clave al proponer Ia ruptura de nuestra dependencia mental (y como consecuencia, económica) de los centros de poder e independizarnos a través del trabajo autosustentable, no industrial al modo capitalista.

5 ¿Siente que no han sido valoradas en su justa medida las iniciativas pedagógicas de Figari?

Sí, y creo que nunca las valorarán (o pasará muchísimo tiempo) porque no le conviene al sistema que es básicamente opresor.

6 Para el Dr. Figari el arte y Ia industria fueron dos conceptos inseparables: ¿cómo visualiza usted Ia concreción de los mismos en el contexto educativo en el que se desarrollaron?, ¿cumple Ia Escuela Industrial con algunas de sus premisas?

Es cierto que para Figari el arte y Ia industria fueron dos conceptos inseparables, pero primero debo decir que para el gran pensador, el término “industria” tenía un significado distinto al que se le dio tradicionalmente, Ia gran confusión se produce con su Carta Abierta de 1919: ” … o nos industrializamos o nos industrializan”. Figari se refiere a que nosotros debemos ser los dueños de nuestros destinos, que Ia obra debe ser nuestra, con nuestras riquezas y con nuestra inteligencia y advierte el peligro del saqueo que lamentablemente se produjo posteriormente. Creyó en lo industrioso como lo creativo, como las ideas que se van sucediendo y superando, pero nunca en Ia industria produciendo en serie, sin participación de lo artístico, donde el hombre deja de ser parte de su obra. La prueba está en el Museo de UTU donde, a pesar de haber muy pocas cosas de su período, ellas muestran como pueden fundirse lo útil y lo bello.

La concreción de esa fusión fue una de las experiencias más importantes de nuestra educación, claro que estaban en esa época fuera de contexto, por las pautas que establecía Ia industria, demandando mano de obra especializada para su beneficio económico.

Ni antes ni después de Figari se cumplieron esas premisas, salvo casos puntuales y aislados.