I. Pedro Figari en hipertexto

¡Esta es una revisión vieja del documento!


Figari, Pedro - La pena de muerte. Conferencia leída en el Ateneo de Montevideo por el doctor PEDRO FlGARl, et día 4 de Diciembre de 1903. Imprenta «El Siglo Ilustrado», de Turenne, Varzi y Cía., Montevideo, 1903.


Señoras:

Señores:

Una correspondencia de Lombroso, del genial psiquiatra italiano, nos daba cuenta no ha mucho, de lo difícil que es extirpar los convencionalismos inveterados, las ideas tradieionales, las convicciones y conceptos corrientes, las sentencias que aparecen axiomáticas al entendimiento, aún mtlUHlo no haym1 sido sonu~t.icl!Hl á pret•io o.xm•ncn, y a~imismo ln;; imág<m,~s, laR hnprosiotws simples una voz quo so han cri¡.,taliz!Hlo en tJl corehro.

La1'1 ri:lsisl;nnein¡;; qun fm ofrecen á tod:1 innovación–que pueden llamm·se d(l inereia meut;al - con punto meno!! <fUO inveneibleR. Nada más •3Xl\Cto, ni más evidente.

Tal vez, los nutorit;arios que pudieran suponerse los elementos nHmos ovolucionadoa, á juzgnr por la mayor resi>1t.encill que ofreeun al empuje de las mtf!VI\A idea.P>, tal vez ellos tionen máfl enduro<)idai! eierta11 eireunvoluciones del cerebro, qu<~ rechuzan-(ltnpwlernií.hls·-todo avance inidnl. P<~ro todo;:¡, t.o(IOH t.enemo~ un laHtre de conserva· drm:ls t.al, <JUC asomhl'H. Si volvemos ó!Ohre nosotros mismo!: l, desdoblándonos para prnct;icar mm a.uto-obRervaci6n, un Rondajo de reconocimiento, descubrimos, desde luego, un gran fondo de tcnnddad, de empecinamiento, de terquo( lad oll las irhms que hemos almacenado, transmitid!t!l auna por la acción de la familia, otras por la escuelar otral'l por leciuras-laB meno¡.¡ por observaci6n propia.

Acordamos un crédito ilimit~tdo á nuestras fórmulas pro· con¡¡tit.uidas, y, á vec{lS, si penetramos más al centro, en nuestro oxamen, hallnmoFl además alguna superstíci6n infantil, en plena entm!'í.a, á lh cual tributamos también los honores de una fe ciega. Estar; adherencias innorporadas á nueHtro Llerebro, en las que la conciencia apenas toma in· tervencitm, se hallan tl<lfendidas á la vez que por su propia dureza, por el hábito, por displic<mcia ingénita, por la