I. Pedro Figari en hipertexto

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 **PEDRO FIGARI** **PEDRO FIGARI**
  
-Una tradición no confirmada pero verosímil quiere que antes de la mitad del siglo pasado, un adolescente, venido de las costas mediterráneas, desembarcase en nuestras playas sin proponérselo, arrojado a sus arenas por un terrible temporal que hiciera naufragar el barco que le traía. Le acompañaba un primo suyo también de joven edad. Lo cierto es que don Juan Figari, cuando se dirigía hacia América luego de abandonar el puerto de Santa Margherita Ligure, del cual era oriundo, no pensaba fijar residencia en el Uruguay. El fundador de la familia que hoy lleva su nombre, padre de nuestro incomparable pintor, debió así a un azar lleno de riesgos y a su espíritu de aventura el haher establecido en el Uruguay un linaje cuyos miembros --- y entre+Una tradición no confirmada pero verosímil quiere que antes de la mitad del siglo pasado, un adolescente, venido de las costas mediterráneas, desembarcase en nuestras playas sin proponérselo, arrojado a sus arenas por un terrible temporal que hiciera naufragar el barco que le traía. Le acompañaba un primo suyo también de joven edad. Lo cierto es que don Juan Figari, cuando se dirigía hacia América luego de abandonar el puerto de [[http://it.wikipedia.org/wiki/Santa_Margherita_Ligure|Santa Margherita Ligure]], del cual era oriundo, no pensaba fijar residencia en el Uruguay. El fundador de la familia que hoy lleva su nombre, padre de nuestro incomparable pintor, debió así a un azar lleno de riesgos y a su espíritu de aventura el haher establecido en el Uruguay un linaje cuyos miembros --- y entre
 todos ellos con supremos perfiles don Pedro Figari --- enorgullecen a la que fuera su patria de adopción. todos ellos con supremos perfiles don Pedro Figari --- enorgullecen a la que fuera su patria de adopción.
  
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 Ya casado, en el mismo año de 1886, con doña María de Castro y Caravia, parte hacia Europa y viaja por todos aquellos países cuyos tesoros artísticos e intelectuales pueden cimentar con más vigor una sólida cultura occidental. Y, ya de vuelta en el país natal, unos años más tarde, entra a participar de la vida pública del Uruguay con una intensidad de acción positivamente incomparable. El periodismo le atrae, y funda "El Deber" del que es co-director. El fin del siglo Ya casado, en el mismo año de 1886, con doña María de Castro y Caravia, parte hacia Europa y viaja por todos aquellos países cuyos tesoros artísticos e intelectuales pueden cimentar con más vigor una sólida cultura occidental. Y, ya de vuelta en el país natal, unos años más tarde, entra a participar de la vida pública del Uruguay con una intensidad de acción positivamente incomparable. El periodismo le atrae, y funda "El Deber" del que es co-director. El fin del siglo
 XIX es la época de los procesos sensacionales, de la instauración de nuevas corrientes dentro del pensamiento jurídico, de un humanitarismo que apasiona al público y pone en aprietos XIX es la época de los procesos sensacionales, de la instauración de nuevas corrientes dentro del pensamiento jurídico, de un humanitarismo que apasiona al público y pone en aprietos
-a las autoridades cuando se trata de conciliar la palabra de la ley con una opinión pública que se atiene sobre todas las cosas a lo subjetivo, a los móviles, a una mayor elasticidad en el concepto de culpa o de inocencia. Un crimen que conmueve al pueblo y del que se cree culpable a un alférez del+a las autoridades cuando se trata de conciliar la palabra de la ley con una opinión pública que se atiene sobre todas las cosas a lo subjetivo, a los móviles, a una mayor elasticidad en el concepto de culpa o de inocencia. Un crimen que conmueve al pueblo y del que se cree culpable a un alférez del ejército, da oportunidad a Pedro Figari de entablar una tremenda batalla jurídica, defendiendo al inculpado cuya inocencia prueba sólo cuatro años después. Todo esto, que podría parecer ajeno al tema de Ia carrera artística de Figari, no lo es tanto. No sólo por reflejarse en su obra tanto amor, tanta devota observación ele la humilde circunstancia humana, sino porque constituye una prueba de su integridad moral y espiritual, de la enorme riqueza de su temperamento --- que podía ejercerse con igual pasión en tan dispares motivos --- el hecho 
 +de que llegara a descollar en una carrera que no amó nunca, que contrariaba lo que fué su verdadera vocación, que le ausentaba del reposo necesario para ordenar sus imágenes, establecer su estética, preparar sus materiales. 
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 +Pero ¿es que acaso abandonó nunca Pedro Figari su condición de pintor? La leyenda del viejo abogado, que, tras haber realizado algunas escaramuzas artísticas --- poco valiosas, se ha dicho --- en la adolescencia, vuelve a su pretendido pasatiempo después de haber cumplido el medio siglo de existencia, nos parece simplista y falta de verdad, sin contar que contribuye a establecer confusiones lamentables en lo que a su desarrollo como pintor se refiere. El Figari "niño", el Figari ''primitivo", el Figari de las figuras "abocetadas" (sic) es nada menos que un hombre que pintó durante toda su vida y, si bien en la primera parte de ella no alcanza su obra 
 +la extraordinaria, casi mágica fecundidad de los últimos años ni su manera tan personal, no por esto daja de comportar realizaciones que, por sí solas, bastarían para haberle asignado en aquellos tiempos --- y aún hoy, entre los artistas que fueron sus contemporáneos --- un lugar muy honorífico. Nadie que haya contemplado, larga, minuciosamente, algunas de sus 
 +acuarelas o cartones producidos entre 1890 y 1912, podrá dejar de sentir que está ante un pintor de verdad, que con una sola obra podía aspirar a ser valorado elogiosamente por una crítica severa. El naturalismo italiano del siglo pasado es su punto de partida. Estas mismas páginas reproducen una acabada muestra de esta influencia, que es el retrato del artista 
 +con su esposa (lám. I). En esta tela, pese a algunas carencias  
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